Los cuerpos de los dos pilotos que viajaban en la nave que se estrelló en la laguna Torrecillas, en Carolina, fueron encontrados esta mañana por los buzos que realizan las labores de rescate. La información fue confirmada por Nino Correa, el coordinador de Búsqueda y Rescate de la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias. Familiares de los pilotos llegaron al lugar donde ocurrió la tragedia. Uno de los tripulantes fue identificado preliminarmente como Uriel Bristol y se comenta que podría ser el dueño de la empresa Jet One, aunque esto no ha sido establecido de manea oficial. Su hija, Tamara Bristol Romero, llegó hasta la escena y dijo que un compañero de su padre la llamó y le indicó que este había tenido un accidente. “Mi papá es mi vida”, dijo entre lágrimas la joven que estaba acompañada por su esposo. Mencionó, además, que ayer vio a su papá y que incluso le cocinó.
El otro piloto caído fue identificado como Anthony Tavares. Correa explicó que 11 buzos fueron llevados en dos embarcaciones al lugar donde se estrelló un avión de carga. El funcionario dijo que tuvieron que esperar por diversos factores para entrar al agua. Entre estos, determinar la turbidez en el agua y la autorización de un fiscal que ha sido enviado a la escena por el Departamento de Justicia. Correa estimó que la profundidad de la laguna es de unos 30 a 50 pies al tiempo que expresó preocupación por posibles bancos de arena y “babote” que con cualquier movimiento podrían desplazar la nave. El avión de carga transportaba mercancía de la empresa Holsum. La nave es una modelo Convair 340 que terminó de construirse entre los años 1950-1955. Según testigos, el motor derecho del avión presentó fallas antes de estrellarse. La compañía Jet One hacía unos 15 viajes a las Islas Vírgenes semanales en dos de sus naves, dijo Arnaldo Deleo, gerente general del Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín. De acuerdo con Nino Correa se está tratando de verificar el área donde podría estar la cabina de la nave. El avión mide entre 40 y 50 pies de largo y está totalmente sumergido. Correa añadió que los trabajos podrían complicarse debido a la poca visibilidad que hay en la laguna Torrecillas. Correa explicó que la jurisdicción estatal se limita a la recuperación de los cuerpos. Por otra parte, las agencias federales como la Administración Federal de Aviación, entre otras, se encargarían de la remoción de la nave. Según supo este diario, uno de los pilotos, que no ha sido identificado, se comunicó con la Torre de Control del Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín e indicó que había humo en la cabina. Por su parte, la portavoz de la Autoridad de Puertos, Blanca Sáez, detalló que el avión cargaba 2,500 libras y se dirigía a Santa Cruz.
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